“Este estado de confinamiento nos va a acercar al conocimiento personal”. Patrícia Ramírez, psicóloga y divulgadora digital desde su cuenta de instagram: @patri_psicologa, nos explica cuál es el impacto emocional de la situación que estamos viviendo y nos da herramientas para ayudar a gestionar nuestras emociones.
Escucha a continuación la conversación que tuvimos con ella en directo desde nuestro perfil de Instagram.
Índice de contenidos
1. Acepta tus emociones
Antes, con nuestro ritmo de vida estresado, no teníamos tiempo de conocer ni de poner nombre a nuestras emociones. Ahora de repente nos hemos visto encerrados con una amenaza real, el covid-19, y surgen emociones como el miedo, la ansiedad, la frustración, e incluso la apatía. Durante la primera semana, puede que empezáramos con ánimo, motivados para practicar deporte y muchas otras actividades. A medida que pasan las semanas es posible que estemos perdiendo esta motivación y empecemos a sentirnos apáticos. Lo primero que hay que decir a la gente es que: cualquier emoción que uno sienta en este momento es normal.
“Lo primero que hay que decir a la gente es que: cualquier emoción que uno sienta en este momento es normal.”
Cuando una emoción nos hace sentir mal solemos intentar evitarla o ‘parchear’ la situación: unos buscan información en internet compulsivamente, otros comen mal… Nos han enseñado que lo natural es estar felices y que todo debería estar bien. De lo contrario se convierte en un signo de debilidad. Hay que dejar claro este mensaje: estar mal es normal. Lo tenemos que aceptar.
Escucha tus emociones
Prestarles atención nos permite estar alerta, ser responsables y aplicar todas las medidas de precaución: quedarnos en casa y seguir todas las indicaciones. Una vez aplicadas estas medidas, nos queda aceptar la situación y tratar de realizar actividades en casa para rebajar nuestro nivel de ansiedad:
· Estar informados pero tratar de no estar todo el día pendientes de las notícias.
· Practicar un poco de deporte en casa.
· Tratar de dormir y descansar bien. En la cama no es momento de rumiar. Anotar lo que nos preocupa puede ayudarnos a dejar de darle vueltas. Una vez escrito, el cerebro entiende que ya puede despreocuparse.
· Establecer rutinas que nos ayuden a organizarnos y mantenernos activos. Hay que dejar espacio a la espontaneidad y hasta al aburrimiento, pero tener un horario de lunes a viernes permite que el cerebro se pueda preparar para cada etapa.
· Buscar actividades que nos relajen. Meditar, practicar la técnica del agradecimiento, el autocuidado, dedicar más tiempo a la lectura o aprender una nueva afición.
2. Aléjate de los pensamientos tóxicos
Intentar controlar lo que está fuera de nuestro control y no depende de nosotros provoca ansiedad. Cuando el cerebro ve que no lo controla se siente perdido.
Esto les puede ocurrir sobre todo a los colectivos que están expuestos a diario: médicos, farmacéuticos, alimentación, seguridad, limpieza, mensajería… Tenemos que plantearnos qué hay de controlable en el miedo que sentimos: solo las medidas de seguridad. Trabajar con el ambiente y las protecciones con las que uno se pueda encontrar medianamente seguro. Los pensamientos negativos solamente incrementan la ansiedad, pero no hacen que el riesgo reduzca. La regla es, cada vez que tenga una preocupación para la que no tenga una solución, debo tomar distancia y decirme: gracias mente. ya sé que esta preocupación está ahí, pero no voy a hablar contigo. Dejemos nuestros pensamientos en leído, con los dos tics azules del whatsapp.
“Cada vez que tenga una preocupación para la que no tenga una solución, debo tomar distancia y decirme: gracias mente. ya sé que esta preocupación está ahí, pero no voy a hablar contigo.”
Solemos agarrarnos a las preocupaciones y nuestros pensamientos entran en bucle empezando a razonar como si se tratara de un partido de tenis. Nuestro cerebro busca la tranquilidad absoluta y no la va a encontrar, porque no la tenemos. Ponernos a debatir con pensamientos o preocupaciones sobre las que no tenemos control es incrementar nuestra ansiedad.
“Ponernos a debatir con pensamientos o preocupaciones sobre los que no tenemos control es incrementar nuestra ansiedad.”
Tenemos que aprender a vivir con la incertidumbre
Aceptar que hay un riesgo que está allí, pero que estamos dando nuestro 100%. Especialmente para los que están trabajando en primera línea estos días es recomendable verbalizar: lo que estoy haciendo está bien. Lo estamos haciendo bien. Para que de alguna manera nos reafirmemos en lo que es lo correcto. Si nuestro cerebro empieza a dudar, nos empezamos a focalizar en lo que hacemos mal, y esto se acompaña de un sentimiento de inseguridad. No es el momento de tener dudas. Es incuestionable la actitud, la entrega y la valentía que todas estas personas están teniendo con nosotros.
“Especialmente para los que están trabajando en primera línea estos días es recomendable verbalizar: lo que estoy haciendo está bien. Lo estamos haciendo bien.”
3. Mantén el contacto con tus seres queridos
Sobre todo para las personas que están pasando el confinamiento solas, es fundamental seguir socializando con la familia, pareja, amigos… Tenemos la gran suerte de tener tecnologías que nos permiten estar conectados y hacer videoconferencias con ellos. En el caso de los abuelos, es importante hacerles partícipes de nuestra vida. Podemos hacer una videollamada con ellos y ‘sentarnos’ juntos a comer, pedirles que nos recuerden una receta y así también ejercitan la memoria, o jugar a juegos de mesa. Eso hará que no se sientan solos y que estén activos cognitivamente.
“En el caso de los abuelos, es importante hacerles partícipes de nuestra vida. […] Eso hará que no se sientan solos y que estén cognitivamente activos.”
4. Adapta las rutinas familiares y favorece la comunicación
Para todos aquellos que estén pasando el confinamiento en família es importante construir entre todos un código de conducta en el que se repartan las responsabilidades. Es mejor hacerlo juntos, con los hijos. Permitirles que participen en la redacción de las normas hará que su compromiso sea mayor. En ese código definiremos: el espacio común; normas para comer y cenar, como por ejemplo no utilizar el teléfono móvil mientras estemos comiendo; horarios para jugar, ver series juntos…; y también el espacio propio, no solamente físico, de cada uno. Para que podamos aislarnos para leer un libro, escuchar nuestra música, o hacer lo que nos apetezca sólos y conectar con nosotros mismos.
“Es importante construir entre todos un código de conducta en el que se repartan las responsabilidades. Es mejor hacerlo juntos, con los hijos. Permitirles que participen en la redacción de las normas hará que su compromiso sea mayor.”
La comunicación es esencial. Dejemos hablar a los niños, los mayores, a nuestra pareja… sobre sus emociones. Tenemos que propiciar hablar sobre cómo nos sentimos.
5. Practica el autocuidado
Cuando planteemos nuevas rutinas, debemos marcar algunas actividades como fijas: la hora a la que nos levantamos y despertamos a los niños, el horario para hacer teletrabajo y las tareas escolares… Dentro de estas rutinas es importante encontrar momentos para trabajar nuestra autoestima. No siempre tenemos el tiempo de cuidarnos, y aquí aparece el concepto de: autocuidado. Cuando le preguntas a una mujer cuánto tiempo se dedica a sí misma, la mayoría se siente culpable porque cree que tiene que destinarlo a la pareja, a las responsabilidades de casa o a los niños.
“Cuando le preguntas a una mujer cuánto tiempo se dedica a sí misma, la mayoría se siente culpable porque cree que tiene que destinarlo a la pareja, a las responsabilidades de casa o a los niños.”
Ahora podemos sacar el tiempo para tener nuestros rituales de deporte, meditación, y rituales de belleza. Una persona con alta autoestima sabe que es merecedora de darse una ducha tranquila, de ponerse relajadamente sus cremas, de sentirse a gusto, y de levantarse por la mañana y quitarse el pijama. Es importante tener una rutina de aseo y de cuidado personal.
“Ahora podemos sacar el tiempo para tener nuestros rituales de deporte, meditación, y rituales de belleza.”
Por último, piensa que esto es temporal. Esto es lo que diferencia a una persona positiva de una negativa. El negativo piensa que esta situación va a durar toda la vida mientras que el positivo sabe que es temporal. Hay que mantener la motivación, la ilusión, la esperanza… y confiar en nuestra sanidad que es maravillosa.
Artículo escrito y revisado por:
Nuestro homónimo encarna el espíritu de abrazar la vida y todas sus maravillas. Como periodistas especializaciones en la salud y bienestar de la piel, exploramos temas que vigorizan los sentidos y mantienen viva la curiosidad. Creemos que una piel radiante es el resultado de un cuerpo y una mente saludables. Tejiendo belleza con ciencia, nuestro objetivo es inspirarte a vivir joven en cada edad.