Cuando algo placentero se vuelve doloroso, hay que ponerle solución. Tanto si sufres dolor habitualmente o de forma puntual, no te preocupes, ¡no estás sola! De hecho se calcula que 3 de cada 4 mujeres sufren en algún momento de su vida la temida “dispareunia”, es decir, coito doloroso por ejemplo durante la penetración. Puede darse por motivos muy diferentes, pero si algo está claro es que no es agradable ni para la persona que lo padece ni para su compañero/a.
Antes de ponernos manos a la obra, empezaremos recordando qué es la dispareunia. “Dispareunia” es el término médico que se refiere al dolor genital persistente o recurrente al mantener relaciones sexuales . ¡Hoy te explicaremos la causa y qué podemos hacer para solucionarla!
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¿Qué causa la dispareunia?
El origen de este dolor no es el mismo para todas las personas. En mujeres, las causas más habituales son:
1. Atrofias vaginales:
Cuando los tejidos de la vagina pierden elasticidad y lubricación, las relaciones sexuales se vuelven dolorosas. Es habitual en mujeres que han entrado o están a punto de entrar en la menopausia ya que se disminuye la producción de estrógeno y el tejido vaginal se vuelve más fino. Además también hay una pérdida de lubricación natural, así que es fácil imaginar que se pueden sentir molestias.
2. Infecciones:
Al tener alguna infección como la vaginitis o la cistitis puede haber estrés asociado y todo ello condiciona la lubricación. En la postmenopausia hay más riesgos de sufrir infecciones urinarias y vaginales ya que el pH vaginal se modifica volviéndose más básico y aumenta la tendencia a las sobreinfecciones.
3. Bloqueos psicológicos:
A veces, la dispareunia la causa nuestra propia mente sin conscientemente quererlo. Estrés, depresión, ansiedad… Son problemas habituales que pueden causar una contracción involuntaria de la musculatura vaginal (vaginismo) y falta de lubricación. Además, hace que “dé miedo” tener relaciones, por lo que la situación empeora aún más.
4. Condiciones físicas:
Ciertas enfermedades de la piel (la psoriasis, por ejemplo) o algunos problemas crónicos causan dolor en la zona. También hay algunos medicamentos que resecan la vagina o la debilitan. En caso de duda, ¡consúltalo siempre con un especialista para que te guíe!
¿Tiene solución?
Afortunadamente, en la gran mayoría de casos se puede solucionar o si no, como mínimo aliviar sus síntomas.
1. ¡Asegúrate de estar lubricada!
Si la zona está seca, va a doler. Alarga los juegos preliminares para lubricar correctamente y, si no es suficiente, incorpora productos lubricantes. Los hay de diversos tipos: comprimidos vaginales, lubricantes hidrosolubles… Consúltalo con tu ginecólogo o farmacéutico de confianza para conocer la opción que mejor se adapta a ti.
2. Acude a tu médico
Si notas que estás sufriendo dispareunia, avisa a tu doctor/a. Quizá estás entrando en la menopausia, quizá alguna medicación que tomas tiene efectos secundarios… ¡Cuéntaselo! Podrá derivarte a otro especialista o ayudarte con sus recomendaciones.
3. Hay un tratamiento para ti
Cada persona es un mundo, ¡nada de rendirse! Tienes a tu disposición más opciones de las que crees: inyecciones de ácido hialurónico, lubricantes específicos, tratamientos hormonales… Busca la mejor solución para tu caso y déjate aconsejar por profesionales.
4. Haz ejercicios específicos
Refuerza tu suelo pélvico con abdominales hipopresivos, practica con pesos vaginales, haz deporte para aumentar el riego sanguíneo en la zona… Te sentirás mejor y mejorarás la calidad de tus relaciones.
5. Háblalo con tu pareja
Aunque es un tema que puede causar vergüenza, no debes sufrir y aguantar. Explícale a la otra persona lo que te sucede, pídele un poco de paciencia e id poco a poco. ¡No hay prisas!
No te resignes a vivir con dolor, ¡ponerle solución está a tu alcance con la ayuda de profesionales!
Artículo escrito y revisado por:
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