Hay mil maneras de cuidar la piel, y cada persona lo hace a su manera. Algunas se enfocan en algo concreto, como el acné o las arrugas. Otras buscan un objetivo más general, como iluminar el rostro o mejorar la textura, y se centran en eso. Todas son válidas, pero antes de decidir la tuya, hay un paso clave que no puedes ignorar: conocer tu tipo de piel y comprender cómo evoluciona con el tiempo.
Piensa en ello como una pirámide. Tu tipo de piel es la base: determina los productos que te funcionan, las texturas ideales y las técnicas más efectivas para tu rutina. Si la base no es sólida, cualquier otro objetivo—como iluminar, reafirmar o reducir imperfecciones—será mucho más difícil de conseguir.
Por eso, antes de sumar necesidades específicas, lo primero es entender qué necesita tu piel aquí y ahora. Para guiarte en este proceso, hoy contamos con la dermatóloga Dra. Andrea Combalia, quien nos ayudará a identificar tu tipo de piel, entender qué necesita y conocer la ciencia que hay detrás de su cuidado.
Índice de contenidos
¿Qué tipos de piel hay?
Los cinco tipos de piel más conocidos son mixta, grasa, sensible, normal y seca. Y sus características definen cómo reacciona a los productos, qué texturas le sientan mejor y cómo se comporta ante factores externos como el clima, el estrés o incluso la alimentación.
¿Alguna vez te has preguntado en qué se basa esta clasificación de la piel?
- Todo depende de la cantidad de grasa (sebo) que produce de forma natural y de cuán fuerte o reactiva es su barrera protectora.
- Tu piel cambia con el tiempo. Factores como el estrés, las hormonas o el clima pueden hacer que sus necesidades varíen.
- Cada tipo de piel responde mejor a ciertos ingredientes, texturas y rutinas. Lo que le funciona a una piel grasa no será lo ideal para una piel seca.
- Cualquier tipo de piel puede deshidratarse. La deshidratación no es un tipo de piel, sino un estado temporal que afecta a todas.
Descubrir tu tipo de piel es más fácil de lo que crees. Con unos sencillos pasos en casa, podrás identificarla y empezar a darle los cuidados adecuados.
¿Cómo puedes identificar tu tipo de piel?
Puede que ya tengas una idea de cuál es tu tipo de piel, pero a veces no es tan evidente como parece. Algunos productos pueden alterar temporalmente su apariencia, el estrés puede hacer que reaccione de forma inusual y los cambios de clima también pueden despistar. Por eso, si realmente quieres descubrir cuál es tu tipo de piel, necesitas observarla en las condiciones adecuadas.
Antes de empezar, haz una pausa de una o dos semanas en ingredientes potentes como el retinal o el ácido glicólico, así como en exfoliantes físicos. Luego, evalúa si tu rutina diaria refleja tu estilo de vida habitual. Si estás de viaje o acabas de cambiar algunos productos de tu rutina, tal vez no sea el momento adecuado. El mejor momento para hacer una evaluación es cuando tu piel esté en su estado más “natural”.
Limpia, espera y observa
Es uno de los métodos más sencillos para tener una buena idea inicial de tu tipo de piel, y lo mejor es que solo necesitas el primer paso de tu rutina y 30 minutos. Así es como funciona:
- Limpia tu rostro con un limpiador suave que respete tu piel, sin causar irritación. Después, sécalo con suavidad usando una toalla de algodón, sin frotar.
- No apliques ningún otro producto y trata de no tocar tu piel. Lo ideal es que tu rostro quede completamente limpio y seco.
- Espera 30 minutos y luego observa tu piel frente al espejo, guiándote con la información que te damos a continuación.
¿Tienes piel grasa?
Si, tras los 30 minutos, empiezas a notar algo de brillo, es posible que tengas la piel grasa. Notarás que la producción de sebo se distribuye de forma uniforme por todo el rostro, aunque puede haber algunas zonas con mayor concentración de grasa.
Además, existen algunas características clave de la piel grasa que puedes notar día a día. La dermatóloga Andrea Combalia te las explica: “La piel grasa produce demasiado aceite, lo que puede causar brillo y obstruir los poros… a veces provocando puntos negros o acné”. También es posible que los poros sean más visibles, con un aspecto más grande o más abierto.
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¿Tienes piel mixta?
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Con este tipo de piel, notarás que el brillo aparece rápidamente después de limpiarte, pero solo en algunas zonas. La piel mixta produce más sebo en la zona T, es decir, en el centro de la frente, la nariz y el mentón. Sin embargo, el resto del rostro puede lucir más mate y experimentar tirantez, sequedad o incluso sensibilidad.
¿Tienes piel seca?
En general, la piel seca es uno de los tipos más fáciles de identificar. Además de la falta de grasa o brillo, para la Dra. Combalia: “Muchas veces, las personas con piel seca notan una sensación de tirantez y son propensas a la descamación o la piel agrietada”. También comparte que puedes identificarla por su tono, caracterizado por una apariencia mate o incluso grisácea.
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Lo bueno es que si este es tu tipo de piel, los poros probablemente son apenas visibles y podrías pasar largos períodos sin que aparezca ni un solo punto negro o imperfección.
¿Tienes piel sensible?
La piel sensible, por otro lado, no siempre es tan fácil de identificar. Después de la limpieza, puede sentirse perfectamente bien o puede experimentar una sensación de tirantez y reactividad, todo dependiendo del día.
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Para la Dra. Combalia, lo mejor es observar cómo reacciona tu piel a lo largo del día para identificar este tipo. “La piel sensible es aquella que reacciona en exceso a estímulos internos o externos”, nos explica. ¿Y qué factores están en juego? “Cambios de temperatura, contaminación, exposición al sol, e incluso fluctuaciones hormonales”. También nos cuenta que la irritación frecuente y el enrojecimiento son señales claras de piel sensible.
¿Y qué pasa con la piel normal?
Tras la limpieza, la piel normal debería sentirse cómoda e hidratada, con un brillo saludable en lugar de opaca o con exceso de brillo. Por lo general, los poros son solo ligeramente visibles en la mayoría de las áreas y no hay enrojecimiento ni tonos grisáceos.
La piel normal podría considerarse como el tipo de piel común. Sin embargo, el tipo de piel de muchas personas cambia a lo largo de la vida, lo que significa que lo que hoy es «normal» puede no serlo mañana. Y eso, ¡está completamente bien! Cada día es diferente, y lo importante es adaptarse a lo que tu piel necesita en cada momento.
Cómo elegir los mejores productos según tu tipo de piel
Como hemos visto, no todos los tipos de piel son iguales, ni sus necesidades. Pero hay ciertos productos que toda piel considera esenciales: un limpiador suave, una crema hidratante específica y un protector solar de amplio espectro.
Descubre en pocos minutos tu rutina de cuidado ISDIN según tu tipo de piel, respondiendo solo unas preguntas.
A continuación, tienes algunos consejos sobre cómo adaptar tu rutina para que se ajuste perfectamente a tu tipo de piel.
Consejos para cuidar la piel grasa o mixta
Artículo escrito y revisado por:
Belinda es periodista y copywriter creativa. Tras años de experiencia, decidió fusionar sus habilidades de escritura con su amor por el skincare, convirtiéndose en una especialista en la materia. ¿Su imprescindible? Un buen bálsamo de labios.