La exfoliación no es una moda; tiene raíces en un proceso completamente natural y tan antiguo como la vida misma. Tu piel, de manera natural, se renueva cada 28 días, eliminando células muertas para dejar espacio a otras nuevas. Sin embargo, con el tiempo, este mecanismo empieza a ralentizarse, y esas células se acumulan, apagando tu cutis y dándole una textura más áspera.
La buena noticia es que la exfoliación es una elección, pero sumarla a tu rutina puede ser el toque perfecto para revitalizar tu piel y devolverle su luminosidad. En este artículo, te contamos todo sobre ella y los ácidos que están revolucionando el cuidado de la piel. Porque, sin duda, son los verdaderos protagonistas de esta historia.
Índice de contenidos
¿Qué es la exfoliación?

La exfoliación es un proceso esencial de renovación cutánea que ayuda a eliminar las células muertas acumuladas en la superficie de la piel y optimiza su funcionamiento natural. Este paso no solo mejora la apariencia del cutis, sino que también contribuye a mantener en buen estado el film hidrolipídico, la fina capa protectora compuesta por agua y grasa que actúa como una barrera frente a agresores externos como la contaminación, los rayos UV o los cambios de temperatura.
¿Cómo actúa en la piel?
Para entenderlo mejor, hay que profundizar en las capas de la piel:
- Epidermis: la capa más superficial, donde se acumulan las células muertas (corneocitos). Aquí es donde actúa la exfoliación, ayudando a despejar esta acumulación y permitiendo que las capas inferiores trabajen de manera más eficiente.
- Dermis: aunque la exfoliación se centra en la epidermis, su efecto puede favorecer la estimulación de la actividad celular en capas más profundas, favoreciendo procesos como la regeneración celular y la producción del colágeno.
Consejo de experto: gracias a la exfoliación, tu piel está más receptiva a ingredientes y productos, además de tener un aspecto saludable.
Los beneficios, en pocas palabras
Hemos hablado de cómo funciona la exfoliación, pero surge la gran pregunta: ¿es realmente imprescindible en una rutina de cuidado de la piel? La respuesta es un rotundo sí. ¿Por qué? Porque este sencillo paso que va después de la limpieza no solo mejora la apariencia de tu piel, sino que optimiza su salud desde dentro:
- Elimina las células muertas acumuladas, dejando la piel más uniforme y con una textura notablemente suave.
- Reactiva el ciclo natural de renovación cutánea, logrando un cutis fresco y revitalizado.
- Contribuye a mantener la firmeza de la piel al estimular la síntesis de colágeno y ayuda a reducir la apariencia de líneas de expresión.
- Actúa sobre las áreas con pigmentación irregular, mejorando el tono y aportando una luminosidad natural.
Tipos de exfoliación

Con toda la información en mente, podemos clasificar la exfoliación en dos grandes categorías: exfoliación física y exfoliación química:
- La exfoliación física es quizás la más conocida. Se basa en el uso de herramientas o productos con partículas abrasivas que eliminan manualmente las células muertas acumuladas en la superficie de la piel. Desde cepillos y esponjas hasta productos con azúcar o sal, este tipo de exfoliación es rápida, ofreciendo resultados visibles al instante. Sin embargo, dependiendo del objeto o producto utilizado, la exfoliación física puede resultar demasiado agresiva en pieles sensibles o en áreas delicadas como el rostro.
- Por otro lado, está la exfoliación química, que trabaja con mayor precisión. En lugar de depender de la fricción, utiliza ingredientes activos que actúan químicamente para descomponer los enlaces que mantienen unidas a las células muertas. Este método no solo ayuda a eliminar las capas superficiales, sino que también estimula una renovación más profunda. Su efecto es más duradero y menos agresivo, siempre que se utilice correctamente.
Para empezar con la exfoliación, apuesta por la química: suave, eficaz y perfecta para renovar tu piel sin irritarla.
AHA vs. BHA: ácidos exfoliantes ideales para el rostro

Cuando hablamos de exfoliación química, los alfahidroxiácidos (AHAs) y los betahidroxiácidos (BHAs) son los principales protagonistas en rutinas faciales. Aunque ambos comparten el objetivo de renovar la piel, actúan de maneras distintas y tienen beneficios específicos según las necesidades de tu piel.
Ácido glicólico (AHA): el renovador por excelencia
Por otro lado, el ácido glicólico, derivado de frutas y caña de azúcar, es un experto a la hora de trabajar sobre la superficie de la piel. Es ideal para pieles normales a sensibles, y sus principales beneficios incluyen:
- Exfoliar la capa superior: al ser soluble en agua, elimina las células muertas de la epidermis, dejando la piel más suave y luminosa.
- Favorecer la producción de colágeno: estimula la regeneración celular y la síntesis de colágeno, ayudando a mejorar la firmeza y elasticidad de la piel.
- Mejorar la textura y el tono: su acción potencia una piel más uniforme, reduciendo manchas y aportando luminosidad.
Nuestra recomendación: gama Glicoisdin
Ácido salicílico (BHA): el especialista en poros
El ácido salicílico es ideal para pieles grasas, mixtas o con tendencia a imperfecciones. Esto se debe a su capacidad para:
- Penetrar en los poros: al ser soluble en aceite, se adentra más allá de la superficie, ayudando a eliminar el exceso de grasa y las impurezas atrapadas.
- Eliminar células muertas: actúa sobre la capa superior de la piel, liberándola de células muertas que pueden obstruir los poros.
- Descongestionar y prevenir brotes: mantiene los poros limpios y ayuda a reducir la aparición de puntos negros, espinillas y brotes.
Nuestra recomendación: Salicylic Renewal
Hay más ácidos que pueden interesarte

Aunque el ácido glicólico (AHA) y el ácido salicílico (BHA) son los más conocidos, no son los únicos que encontrarás en tus productos favoritos de skincare:
Ácido láctico (AHA):
- Un poco más suave que el glicólico.
- Hidrata mientras exfolia, mejorando la textura y reduciendo manchas leves.
Ácido mandélico (AHA):
- Derivado de almendras, tiene una acción suave y gradual.
- Perfecto para pieles propensas a irritaciones o con problemas de pigmentación.
Gluconolactona (PHA)
- Proporciona una exfoliación suave.
- Con propiedades antioxidantes que protegen contra el daño de los radicales libres mientras mejora la textura de la piel.
Consejo de experto: a veces encontrarás fórmulas que combinan AHAs, BHAs y PHAs para aprovechar sus beneficios conjuntos: exfoliar, limpiar poros y suavizar la piel. No te preocupes, están diseñadas para ser seguras y efectivas.
Tus preguntas, nuestras respuestas
Con la exfoliación, nunca parece haber suficiente información. Es un tema fascinante y, a la vez, lleno de matices que puede dejarte con preguntas sin responder. Por eso, queremos despejar tus dudas y responder a las tres preguntas más comunes que suelen surgir sobre este paso esencial en el cuidado de la piel.
1. ¿En qué momento de mi rutina incluyo la exfoliación?
Lo ideal es exfoliar tu piel por la noche. Así, tu capa hidrolipídica protectora tiene tiempo de regenerarse mientras descansas. Y recuerda: por la mañana, la fotoprotección es indispensable. Si exfoliaste tu piel la noche anterior, ¡es aún más importante! Este es el orden perfecto:
- Limpiador facial
- Contorno de ojos
- Sérum o exfoliante
- Crema hidratante
- Fotoprotector
2. ¿Puedo utilizar el mismo producto para exfoliar el rostro que el cuerpo?
No es recomendable. Ten en cuenta que la piel del cuerpo suele ser más gruesa y resistente que la del rostro, por lo que es preferible utilizar productos específicamente formulados para las distintas áreas.
3. ¿Con qué frecuencia debo exfoliar mi piel?
La frecuencia ideal dependerá del tipo de producto y su formulación. Si estás empezando con exfoliantes químicos a base de ácidos, lo mejor es introducirlos de forma gradual en tu rutina. Comienza utilizándolos una o dos veces por semana y aumenta la frecuencia según cómo reaccione tu piel.
Lee siempre la etiqueta del producto para asegurarte de seguir las recomendaciones del fabricante y evitar irritaciones. Escuchar a tu piel será clave para encontrar el equilibrio perfecto.

Artículo escrito y revisado por:
Belinda es periodista y copywriter creativa. Tras años de experiencia, decidió fusionar sus habilidades de escritura con su amor por el skincare, convirtiéndose en una especialista en la materia. ¿Su imprescindible? Un buen bálsamo de labios.