Sabes cómo es: te pones esa prenda que te encanta, te miras de espaldas… y ahí están. O pasas la mano por el cuello y notas más de un pequeño bulto. Los granitos en la espalda, otra vez. No duelen (bueno, a veces sí), pero ahí están: visibles y difíciles de ignorar.
Aunque no se hable mucho del tema, el acné en la espalda es mucho más común de lo que creemos. En el mundo beauty lo llaman bacné, y como todo acné, tiene sus días buenos y sus días no tan buenos. Hoy te ayudamos a entender por qué salen granos en la espalda y, sobre todo, cómo puedes empezar a despedirte de ellos con 3 consejos sencillos.
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¿Por qué salen granos en la espalda?

El proceso es el mismo que en otras partes del cuerpo: cuando nos sale un grano, lo más habitual es que se deba a un exceso de sebo en la piel. Ese exceso bloquea los poros, y da lugar a lo que conocemos como puntos negros (comedones abiertos) o espinillas (comedones cerrados). Cuando las bacterias entran en escena, se produce inflamación… y aparece el temido grano.
Ahora bien, si hablamos de granos en la espalda, ¿qué puede estar causando ese aumento de sebo? Aunque las causas pueden variar, hay algunas que se repiten bastante:
- Los cambios hormonales: si estás en plena adolescencia o pasas por etapas como el ciclo menstrual, es normal que tus hormonas se revolucionen un poco. Eso activa las glándulas sebáceas… y sí, a veces se traduce en granos ocasionales.
- El sudor y humedad: ¿has notado que después de un día caluroso o tras entrenar mucho aparecen más granitos? El sudor acumulado, sobre todo si no se limpia pronto, puede mezclarse con bacterias y células muertas de la piel, y eso tapa los poros.
- La ropa ajustada o sintética: las prendas muy ceñidas, o hechas con telas que no dejan respirar a la piel, pueden generar fricción, calor… y un ambiente ideal para que el acné brote en la espalda.
- La falta de higiene después de entrenar: después de hacer ejercicio, lo último que apetece a veces es ir corriendo a la ducha. Pero quedarse mucho tiempo con la ropa sudada puede ser una de las causas del acné corporal.
- El uso de productos que no le sientan bien a tu piel: algunos geles, cremas o aceites tienen ingredientes que pueden obstruir los poros. Y aunque huelan muy bien o prometan milagros, si tu piel es propensa al acné, es mejor ir a lo seguro y elegir opciones no comedogénicas.
- Tu estilo de vida: sí, tu piel también siente cuando vas a mil por hora. Dormir poco, comer mal o estar estresado constantemente puede desajustar el equilibrio natural de tu piel. No se trata de hacerlo perfecto, sino de cuidar pequeños hábitos que también impactan en lo que ves frente al espejo.
Como ves, los granos en la espalda no aparecen porque sí. Hay muchas razones detrás, y ninguna tiene que ver con ‘hacer algo mal’. A veces es tu cuerpo hablando, otras veces son pequeñas cosas del día a día que puedes ajustar sin agobiarte.
La espalda, al tener muchas glándulas sebáceas, es una de las zonas más propensas al acné corporal. Pero, como siempre decimos: entender las causas es el primer paso para tratarlo.
¿Cómo puedo reducir los granos en la espalda?
Si aparecen granos en la espalda —sobre todo en verano—, no es algo raro. Con el aumento de las temperaturas, el sudor, la humedad y el roce con la ropa, es más común que surjan brotes en esta zona del cuerpo.
Por eso, tanto si los granitos están presentes durante todo el año como si solo aparecen en ciertas épocas, lo ideal es establecer una rutina sencilla que ayude a cuidar la piel, eliminar el exceso de sebo y mantenerla limpia y equilibrada.
1. Limpia tu piel a diario

El primer paso para eliminar granos en la espalda es mantener una rutina de higiene adecuada, utilizando productos que respeten la barrera natural de la piel. El objetivo es evitar que las bacterias se multipliquen y empeoren las lesiones, o que aparezcan nuevas. Pero, ¿sabías que la forma en la que te duchas influye directamente en esto? Así lo confirman los expertos:
- Si el último paso en la ducha es aplicar acondicionador o mascarilla, es probable que queden restos de producto sobre la espalda. Estos residuos pueden obstruir los poros y favorecer la aparición de granitos. ¿Un truco que nunca falla? Enjabonar el cuerpo al final, como último paso, para retirar cualquier resto.
Para limpiar y proteger, nuestro favorito es Acniben Limpiador Matificante. Este limpiador facial y corporal de uso diario, con pH fisiológico, purifica la piel y ayuda a reducir el exceso de sebo sin resecar, manteniendo cada tipo de piel en su mejor estado.
2. Controla el exceso de sebo y exfolia suavemente tu piel

Dicen que el verano siempre es mejor en buena compañía. Y cuando se trata de cuidar la piel, lo mismo aplica: encontrar un buen aliado que ayude a controlar el exceso de sebo es clave. La idea es acelerar la renovación natural de la piel y mantener los granos a raya con ingredientes que realmente funcionen.
Dos de los más eficaces, especialmente en pieles grasas o con tendencia acneica, son el ácido salicílico y el ácido glicólico:
- El ácido glicólico no solo mejora la apariencia de las imperfecciones, también ayuda a suavizar la textura de la piel y equilibrar la producción de sebo.
- El ácido salicílico, por su parte, favorece la renovación celular y ayuda a mantener una piel más uniforme y limpia.
Podrás encontrar a este dúo dinámico en acción en Acniben Body, un spray corporal de uso diario perfecto para que tu piel esté suave y confortable en cada playa, paseo, festival, tarde de helados o día de piscina. Tras la ducha, basta con aplicarlo a unos 5-10 cm de distancia sobre la piel limpia y masajear suavemente. Adiós granitos, hola planes bajo el sol.
Y como con cualquier exfoliante, lo mejor es no pasarse: usarlo en exceso puede irritar la piel, y no queremos eso. Lo ideal es aplicarlo por la noche, dejar que actúe mientras descansas… y, al día siguiente, no olvides el protector solar.
3. Sé constante con tu rutina

Más que un paso, es un recordatorio: sin constancia, no hay cambios reales. Con los dos pasos anteriores ya habrás notado la piel más limpia y suave, pero no te quedes solo con esas primeras sensaciones.
Cuidar la piel es algo de todos los días, y lo que marca la diferencia no es hacer mucho una vez, sino hacer poco, pero bien, cada día. Esa es la clave para que los granos en la espalda no vuelvan, incluso cuando acabe el verano. Para cerrar, desmontamos tres mitos sobre el tema que aún siguen dando vueltas:
- “El sol seca los granos”. Más mito que realidad. Puede parecer que el sol mejora el acné, pero en realidad, tomar el sol sin protección puede irritar la piel y agravar las lesiones.
- “Tocar los granos ayuda a que se vayan antes”. Sabemos que cuesta resistirse, pero reventar o manipular granos solo empeora la inflamación y puede provocar marcas. Deja que tu piel haga su trabajo.
- “No hay que hidratar la piel con acné”. Falso. Una piel con acné también necesita hidratación, solo que con los productos adecuados.
¿Algo que ayuda mucho? Dejar tus productos a la vista, al lado de la toalla o en la ducha. Si lo tienes a mano, será mucho más fácil no saltarte ningún paso.
Ama tu piel en cada etapa
Por último, queremos que disfrutes de cada momento: que no falten los planes con quienes más te importan, que las conversaciones se alarguen sin mirar el reloj, y que lo cotidiano también se sienta bonito. Vive estos momentos bajo tu mejor piel, recordando siempre la importancia de un buen descanso y una alimentación saludable.
Si un grano aparece o alguna lesión empeora, no te frustres. Es solo eso: algo temporal. Todos hemos pasado por ahí, y con el cuidado adecuado, las cosas mejoran. Ni el acné ni las imperfecciones definen quién eres. Tu piel cambia, y tú también. Y eso está bien.
Nos despedimos con un mensaje: ama tu piel cada día, no solo cuando se ve bien, sino porque es tuya, y siempre está contigo.

Artículo escrito y revisado por:
Belinda es periodista y copywriter creativa. Tras años de experiencia, decidió fusionar sus habilidades de escritura con su amor por el skincare, convirtiéndose en una especialista en la materia. ¿Su imprescindible? Un buen bálsamo de labios.