¿Alguna vez has comido un helado y has sentido un escalofrío muy molesto al morderlo? ¿Te pasa lo mismo con las cosas muy calientes? No eres tú, ¡son tus dientes! Y es que es muy probable que padezcas sensibilidad dental (y como tú, el 32% de la población española*).
Conocer las causas que provocan la sensibilidad dental es tan importante como ponerle remedio, así que sigue leyendo ¡y no pierdas detalle!
Índice de contenidos
¿Qué es la sensibilidad dental?
Puede que no conozcas la definición exacta, pero seguro que sabrías describir la sensación al detalle. Y es que la sensibilidad dental, también conocida como hipersensibilidad dentaria, es un dolor breve pero muy agudo que se produce cuando la dentina queda expuesta y entra en contacto con un estímulo externo aparentemente inofensivo, como puede ser el frío o el calor.
¿Y qué es exactamente la dentina? Pues el tejido que se encuentra en la parte interna del diente, justo debajo del esmalte. Su función es proteger a la pulpa -que es donde se encuentran los nervios y los vasos sanguíneos -, y conectarla con la zona externa de la dentina a través de unos canalículos.
Esta dentina se encuentra protegida por el esmalte en la zona coronal y por el cemento radicular, una sustancia que recubre la raíz y que forma parte del sistema de sujeción del diente al hueso alveolar. Si esta protección natural se pierde, la dentina queda al descubierto y los elementos externos como el frío y el calor pasan a interaccionar directamente sobre los nervios del diente, dando lugar a esta sensibilidad dental tan molesta. Así que sí: si padeces de dientes sensibles es porque muy probablemente tu dentina ha quedado desprotegida.
Causas y síntomas de la sensibilidad dental
La sensibilidad dental suele deberse a nuestros hábitos de higiene y estilo de vida. El cepillado agresivo, la recesión de las encías a consecuencia de la acumulación de placa, la fuerza empleada a la hora de masticar o la aparición de las caries son causas habituales del desgaste del esmalte y, por ende, de la exposición de la dentina. Una mala higiene bucal, el bruxismo (rechinar, crujir o apretar los dientes) o tratamientos como el blanqueamiento dental también pueden afectar a este desgaste.
Los síntomas de la sensibilidad dental se reducen a un dolor muy intenso y fácilmente reconocible (seguramente ahora mismo te esté viniendo a la cabeza) cuando el diente entra en contacto con un estímulo externo. Este dolor debería desaparecer en cuanto el estímulo deja de tener contacto con el diente. Si el dolor persiste, es importante acudir a un dentista para descartar cualquier otra afección de mayor o menor gravedad.
Cómo evitar (o quitar) la sensibilidad dental
Para combatir la sensibilidad dental es importante seguir una correcta rutina de higiene bucal. ¡Toma nota de estos consejos!
- Reduce el consumo de alimentos y bebidas que desgasten el esmalte, como los refrescos, lo cítrico, lo ácido y el vino.
- Cepilla tus dientes un mínimo de dos veces al día durante dos minutos con un cepillo de cerdas suaves.
- Utiliza para el cepillado productos específicos como la gama Bexident Dientes Sensibles, que está especialmente formulada para tratar la sensibilidad dental. Su uso diario protege el esmalte y favorece la regeneración de las encías, además de aportar una agradable sensación de limpieza y frescor.
- Visita regularmente a tu dentista para llevar un correcto seguimiento de tu salud bucodental.
¡Ahora ya puedes sonreír de nuevo!
Referencias
*Global Healthy Thinking Report 2021.
Artículo escrito y revisado por:
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