Hace calor, los días se alargan y el cuerpo empieza a pedir vacaciones. Aunque el verano no ha llegado oficialmente, ya se empieza a sentir en el aire: los parques se llenan de gente, las piscinas abren sus puertas y los peques están más que listos para lanzarse a la aventura.
Si tienes niños cerca, sabes que empieza lo bueno: risas a todo volumen, chapuzones improvisados, carreras sin zapatos, meriendas con arena incluida y mil historias por vivir. Y claro, en medio de tanta emoción, hay algo que casi siempre queda en segundo plano: la protección solar. Porque sí, a ningún peque le entusiasma parar de jugar para echarse crema… y a más de una familia le suena eso de ir corriendo detrás con el fotoprotector en mano.
Pero no te preocupes, que este año puede ser diferente. Tenemos algunos trucos bajo la manga para que ponerse crema sea (casi) tan divertido como jugar.
Índice de contenidos
Primero lo importante: cuidar su piel desde pequeños

Antes de hablar de cómo aplicar el fotoprotector (y conseguir que les guste), empecemos por el porqué. Porque como madres, padres o cuidadores, sabemos que proteger su piel es parte de cuidar su salud.
La piel de los niños no es solo más suave o más bonita. Es diferente. Y también mucho más vulnerable al sol.
- Es más fina y delgada, lo que la hace más vulnerable a los daños de la radiación solar.
- Produce menos melanina, la sustancia que actúa como defensa natural frente a los rayos UV.
- Sus mecanismos de reparación todavía están en desarrollo, por lo que tardan más en recuperarse del daño solar.
- Se deshidrata con más facilidad, lo que aumenta el riesgo de sufrir los efectos negativos del sol.
Proteger su piel desde pequeños no es una opción, es una inversión en salud. Un buen fotoprotector ayuda a evitar daños inmediatos, como quemaduras solares, eritemas o golpes de calor, pero también reduce el riesgo de problemas graves a largo plazo.
De hecho, los estudios lo confirman: proteger la piel en la infancia disminuye significativamente la probabilidad de desarrollar enfermedades como el cáncer de piel en la edad adulta. ¿Sabías que con solo 5 quemaduras solares graves antes de los 20 años el riesgo de padecer un melanoma aumenta en un 80%?
¿Sabías que con solo 5 quemaduras solares graves antes de los 20 años el riesgo de padecer un melanoma aumenta en un 80%?
Por eso es tan importante enseñar a nuestros hijos, desde ahora, a tener buenos hábitos de protección solar. Y sí, ¡también puede ser divertido!
1. Aprender imitando
Todos lo sabemos: los niños repiten lo que ven en casa (lo bueno… y lo no tan bueno). Así que una de las formas más efectivas de enseñarles a protegerse del sol es predicando con el ejemplo. Si te ven aplicarte fotoprotector, es muy probable que quieran hacer lo mismo.
Un truco que suele funcionar muy bien es hacerlo por turnos: primero tú se lo aplicas a ellos; luego, que ellos te lo apliquen a ti. Les encantará el juego, y mientras se divierten, puedes aprovechar para enseñarles a no olvidarse de zonas clave como las manos, el cuello o las orejas.
Otro truco que no falla es hacerlo antes de salir de casa, ¡así no habrá problema cuando salgan corriendo hacia el mar! Lo ideal es hacerlo entre 15 y 30 minutos antes de la exposición al sol, y trabajo que te ahorras en la playa.
Consejo de experto: recuerda reaplicar el fotoprotector cada 2 horas para mantener la protección. Hazlo también después del baño o si se han secado con una toalla.
2. Aprovechar los momentos de calma

Quien haya intentado ponerle protector solar a un niño pequeño sabe que puede convertirse en una misión imposible. Están llenos de energía, emoción y ganas de salir corriendo. Por eso, una buena estrategia es aprovechar los momentos de calma, cuando están más tranquilos y receptivos.
Algunas ideas que funcionan muy bien:
- En los vestuarios de la piscina, justo antes de una tarde de chapuzones.
- Mientras están sentados en la sillita del coche, antes de salir hacia la playa.
- Durante un paseo, si van en el carrito.
Consejo de experto: aprovechar estos ratos te ahorra carreras innecesarias, y ellos casi ni se dan cuenta de que están recibiendo su dosis de protección solar.
3. Convertirlo en un juego
Todo lo que sea jugar, siempre será bien recibido. Y si logramos que los hábitos se conviertan en algo divertido, ya tenemos medio camino hecho. Si ven el protector solar como parte de un juego, les apetecerá mucho más aplicárselo.
- ¿Y si son fans de las adivinanzas? Dibuja formas o letras con la crema en la espalda y que adivinen qué has escrito.
- Puedes inventar historias donde echarse la crema los transforme en superhéroes con escudos mágicos que los protegen de los rayos del sol.
- ¿O por qué no hacerlo una competición? ¡El primero en estar completamente protegido gana!
- Si les encanta bailar, prueba con su canción favorita: el reto es cubrir bien todas las zonas antes de que termine.

Diversión asegurada… y piel protegida.
4. Encontrar el protector solar para niños perfecto
De todos los trucos, hay uno que marca la diferencia desde el minuto uno: escoger un fotoprotector que realmente les guste. Porque, seamos honestos, si la textura no les convence o les pica en los ojos, será difícil que quieran volver a usarlo. ¿Qué tienes que tener en cuenta?
- SPF alto o muy alto (50 o 50+). El índice SPF indica cuánto protege frente a la radiación UVB, responsable de las quemaduras solares. En piel infantil, no deberíamos bajar de un 50.
- Texturas suaves y que no irriten los ojos. Los niños se tocan la cara constantemente, así que una fórmula que no les moleste en la zona ocular es imprescindible.
- Resistencia al agua y al sudor. Busca siempre en la etiqueta que sea water resistant o very water resistant. Entre baños, toallas y juegos, es la mejor garantía de protección continua.
- Formatos fáciles y cómodos de aplicar. Cuanto más práctico, mejor. Por eso, los sticks o sprays suelen ser grandes aliados: se aplican rápido, sin complicaciones y sin dejar residuo.
Descubre el nuevo Pediatrics Stick
Cada verano está lleno de momentos que se quedan grabados para siempre: carreras por la arena, meriendas bajo la sombrilla, castillos que desaparecen con la marea, carcajadas con sabor a sal. Y para acompañar todos esos recuerdos, necesitamos un fotoprotector que esté a la altura: eficaz, práctico y fácil de usar… en cualquier momento.

El nuevo Pediatrics Stick SPF 50 es el aliado ideal para proteger las zonas más expuestas y delicadas de la piel de los niños, sin interrumpir la diversión. Su formato en stick lo hace rápido, limpio y cómodo. Este protector solar para niños cabe en cualquier bolso, mochila o bolsillo, y se aplica con una sola mano. Sin necesidad de extender con los dedos, sin manchar, sin complicaciones. Perfecto para:
- Reaplicar protección sobre la marcha, sin tener que parar el juego.
- Cuidar zonas como nariz, pómulos, orejas o labios, que suelen quedar desprotegidas.
- Usarlo incluso cuando están mojados o sudando, gracias a su alta resistencia al agua y al sudor.
- Y lo mejor: su fórmula se absorbe al instante, no pica en los ojos y aporta hidratación, acción antioxidante y refuerzo de la barrera cutánea.
En resumen: es el compañero perfecto de cualquier protector solar para niños corporal o facial de la gama Pediatrics. Una solución práctica y eficaz para reforzar la protección justo donde más se necesita.

Ya lo has visto: proteger a los peques del sol también puede ser un momento divertido, compartido y lleno de complicidad. Y aunque los días soleados son perfectos para crear recuerdos inolvidables, la fotoprotección no es solo cosa del verano. Es un hábito que merece acompañarlos todos los días del año, haga frío o calor, esté nublado o despejado.
Educar en protección solar es educar en salud, y hacerlo desde pequeños es el mejor regalo que podemos darles.
Artículo escrito y revisado por:
Belinda es periodista y copywriter creativa. Tras años de experiencia, decidió fusionar sus habilidades de escritura con su amor por el skincare, convirtiéndose en una especialista en la materia. ¿Su imprescindible? Un buen bálsamo de labios.